viernes, 2 de noviembre de 2018

Hoy tengo necesidad de poesía.

Hoy tengo necesidad de poesía,
necesidad de ti.
Hoy he visto temblar al mundo en tus manos
3 te quieros
y carmín en un vaso.
Yo he visto reír mientras llorabas,
He visto reír mientras meabas,
Incluso he visto reír mientras soñabas despierta.
Hoy tengo la certeza de que te perdí.
Justo en el instante que reíste más alto.

Hoy el mar
se ha inundado de lágrimas
y Murcia no tiene amor.






Porque mientras llora
una inmensidad de olas
la han despeinado.
Hoy, sí.
Tengo a la niña que se moría
cada vez que sonreías,
y anda enganchada de mi mano.
Hoy, sí.

Tengo a la niña que justo ahora
machaca piedras a su paso
pero pisa mas fuerte
cada vez que arrastran su corazón

por un puñado de arena.
No hace ruido
porque es más triste su pena.
Hoy, sí,

la he visto llorar.
Sí,
era ella.

No tenía miedo.
No tiritaba.
Sí,
era yo.

viernes, 8 de septiembre de 2017

Huellas imborrables.

Sonará a tópico
eso de que
cuando vas a la playa,
pisas la arena,
y el mar
simplemente
se dedica a borrar tus huellas.
La mayoría de escritores 
tratan esto en sus libros
como una metáfora al olvido.
Unas huellas que saben a pasado.
Porque unas huellas
se borran cuando decides
levantar el pie.

Pero,

¿y si te quedas ahí de por vida?
Pisando.





Yo prefiero oler a sal,
a que mis huellas se borren
y sean olvidadas.
No.
Me niego a que sean desdibujadas
si es tu mar revuelto [como tu pelo]
quien me baña,
y las olas quienes
nos bailen a su son.
Un vestido de roca.
Dejaré que me mires
con tus ojos de Medusa
para jamás moverme
y creer que mis huellas por tu piel
nunca se borraron
como las mías en el mar.

A veces me gusta pensar que las rocas que rodean los acantilados, son simples amantes de Medusa.
Y que la trataron por loca y decapitaron, porque tenía una manera distinta de amar. Una que se desviaba de la norma. Amando con los ojos. Los convertía en piedra con tan solo una mirada. Era una mirada que derrochaba tanto amor que petrificaba. Y parece que mi abuela tenía razón cuando me decía que: "la vida siempre está en los ojos, y si captas eso, serás una artista de verdad".

martes, 4 de julio de 2017

Mi pequeña bella/triste canción.

Me di cuenta de que 
te olvidé
cuando tu música dejó de doler.
Ahora
será dolor de otras.
Es triste no poder llorar tus canciones,
cuando suenan tus palabras
como lo hacen cualquier otras,
cuando ya no formas parte de ellas.
Ya no hueles a mis ganas de vida
Ya no sé dónde estás.
Me da pena haberte olvidado
porque sé que mientras te quería
seguías doliendo,
pero al olvidarte
ya no te siento.
Es triste que la belleza de quien fue todo
se haya quedado en un simple recuerdo,
olvidado
solo siento el vacío de alguien
que despierta en la calle sin cartón,
con trampa.
A pesar de todo esto
no quiero que vuelvas
pero tú,
siempre serás
mi tristeza más bella.
Ya no reconocerás mi voz entre tanto laberinto
el papel quedó manchado por una línea
que ya no sabe dónde va.
Lo rompo.
Ensucio y no escribo. Arrugo. Lo tiro.

domingo, 30 de abril de 2017

Las mujeres disecadas.

Somos mujeres libres
Mujeres disecadas.
De fuego, flores y dientes
en sus entrañas
Apoyándose juntas
Llenas de lucha de pies a cabeza.
Ay.
Nuestras voces gritan
Por las que quedaron secas
Y dejaron de clamar su voz.
Podemos destruir ciudades
con tan solo un pestañeo.
Dientes de león
bellos y salvajes,
casi se asemejan a ellas.
Ahora tranquilas
e insignificantes para otros.
Como viento para las flores mustias 
o ratas pisoteando por casas abandonadas.
Nos siguen sombras blancas
y gestos sin movimiento.
Aquellas mujeres
llevan en sus ropas
cosidas todas las palabras
que no les dejaron decir
pero también,
todos los discursos que gritaron
a plena voz en la calle,
que cruzaron y nos recuerdan
-Que fueron
y siempre serán-
no como almas perdidas,
violentas,
sino como mujeres libres
Mujeres disecadas.

lunes, 20 de marzo de 2017

Con permiso, buenas tardes.

Joven mujer de ojos azules.
Me remito a abrir la puerta de tus miedos.
Quítate las vergüenzas.
No dejes que unos roles te condicionen.
Que un dolor de pies o unos zapatos ajustados
no te impidan bailar con la vida.
Déjate sentir
vuelve a volar.
A veces, me dedico a mirarte 
sin que te des cuenta
e intento averiguar qué recorre tu pensamiento.
¿Qué piensas?
¿Qué callas?
Y cuando no lo consigo
me dedico a observar
como transcurre la primavera por tu boca.
Más tú que nunca
que yo lo seré tambíen saliendo a tu encuentro.
Que tus temores
se abran paso entre la multitud de la gente
y es que en el hueco de mi brazo izquierdo
he encontrado un montón de caricias
que te dejé sin dar.
Buscan la libertad de tu hombro
y la felicidad de tu cara.
Jamás quise dañar
a un alma libre y luchadora.
Ahora solo me dispongo
a invitarte a café
y no te reprocho el olor a humo
que desprende tu chaqueta vaquera favorita.

Todo se descompone
al sonar de una guitarra
que llora desafinada
y es que la primavera, se está escribiendo sola,
por ello,
creo que ya es hora de marcharme.

viernes, 24 de febrero de 2017

El silencio de las corcheas.

Mientras oía desde la terraza aquella canción que tanto habíamos bailado, en manos del vecino, me dieron ganas de volver a bailar.
Aunque todo puede ocurrir en un baile: aquella exaltación a la vida.
Cuando te acercas
cuando estás nerviosa
cuando tratas de seducir [y tú, siempre lo consigues]
cuando sientes que estás en el principio de algo maravilloso que va a comenzar
cuando piensas todo lo contrario
cuando huyes
o cuando dos personas se convierten en complices.
Aunque no todo ocurre entre dos, hay más de uno mismo ante la forma de vivir y como lo afronta.
Y es que la canción
que hable de tus mejores emociones
jamás será  interpretada ni por el mejor compositor.
Cuando crees encontrar a la persona con quien soñar, resulta que se encuentra a más de cien canciones de distancia.
En los recovecos de las notas están los detalles, detalles con los que se cuentan mejor las historias.
Agudos llenas de matices que nunca escucharás en ninguna canción.
No queda otra forma de escuchar tu voz, únicamente aprender a medir el tiempo en notas y la espera en claves de sol.
Sabes que no existe la posibilidad de soplar la separación que nos une, porque desde que te cruzaste en su compás sólo quieres componer sueños a su son.

Y en ese mismo instante, le pedí a la vida que me concediese un último baile.

viernes, 20 de enero de 2017

En la penumbra.

Háblame desde la penumbra.
Donde tu rostro brille más que nunca,
y donde las arrugas
sean solo las que se noten en la cama.
Donde tu pelo
se enrede entre mis manos.
Donde me agarras fuerte,
y por la cintura.
Donde el silencio se empapa de besos.
Donde le bailamos
más de una letra a Sabina
y tus manos empiecen a calentarme.
Que sean las culpables
de que mis miedos desaparezcan,
se es[fumen]
y ponerles una trampa
entre mis dedos de los pies
Creo que así no se atreverán
a visitarme
Porque me salvaste
Y porque ya no confío
en otras manos.